Colección: Esperidion

“…No hacemos artesanías, transmitimos la enseñanza que heredamos de los que estuvieron antes que nosotros…”

La lana de oveja y llama las consigo de mis esquilas, es a lo que más atención le pongo porque cuido mucho a mis animales, generalmente los tengo a campo abierto.

Las esquilo, lavo varias veces la lana, las preparo para el hilado, hago el hilado en rueca, todo es un proceso muy largo. Lo aprendi de mi padre, él ya no está, vivíamos de esto, nació en Susques y él aprendió de su padre, y su padre del suyo y así hasta el principio… 

Hoy yo no tengo a quien dejar estas técnicas, a los jóvenes ya no les gusta así que, por ahí, le enseño a alguien con la esperanza de preservar saberes que se vienen transmitiendo de generación en generación.

Hago mis tapices y ponchos solo, en el telar que viene de… ya ni me acuerdo porque mi padre de joven lo reparaba así que seguro que era de mi abuelo o de antes aún.

Casi nunca tiño los tapices, me gustan naturales, como son y si transmito algún color en telar es porque quiero dejar algo, por ejemplo, cuando estoy creando si es que siento alegría vas a ver un verde, si estoy muy ansioso por terminar seguro que encontras algún rojo en el tejido.

Generalmente son naturales, reflejan la nobleza del animal que nos cedió su lana, en un equilibrio del todo, para que nosotros podamos producir y con eso subsistir, cada tapiz en telar dependiendo del tamaño puede tardar 20 días o más.

Vivo de lo que hago con mis manos y es lindo pensar que en alguna casa alguien va a recibir mis tapices y va a pasar a ser parte de un hogar…